Nuestras mascotas también pueden padecer importantes cuadros alérgicos durante la primaveral. La mayor parte de las veces, estas reacciones alérgicas vienen provocadas por la polinización de las flores o por picaduras de pulgas u otros insectos. Pero estas no son las únicas alergias, también existen otro tipo de sustancias nocivas como el polvo, la contaminación, algunos alimentos o tejidos que afectan al sistema inmunológico de nuestros amigos peludos y a los que son altamente sensibles.
Las señales de alerta más habituales que suele manifestar nuestras mascotas cuando viven un episodio alérgico intenso son de tres tipos: cutáneas, digestivas o respiratorias y suelen presentarse mediante los siguientes síntomas
Estornudos y garganta inflamada. Al igual que le ocurre a algunas personas alérgicas al polen, con ciertas plantas, entre ellas, las gramíneas se deprenden numerosas partículas que revolotean por el aire y que, por tanto, exponencian las alergias respiratorias en nuestros perros, provocándoles incómodos estornudos e incluso sonoros ronquidos en el caso de que su garganta se encuentra inflamada.
Conjuntivitis y lagrimeo. Los ojos inflamados y enrojecidos, acompañado de lagrimeo constante, es otro síntoma claro de alergia.
Diarreas, vómitos y pérdida de peso. Si nuestro mejor amigo canino sufre algún tipo de alergia intestinal lo más frecuente es que lo sintomatice mediante vómitos y diarreas. La consecuencia directa es su posterior pérdida de apetito, de peso e incluso de ánimo.
Picores intensos y pérdida de pelo. Cuando se trata de una alergia canina de tipo dermatológica producida por la picadura de alguna pulga nuestra mascota tiende a rascarse, lamerse e incluso a morderse el pelaje compulsivamente. Las partes corporales más sensibles a sufrir irritaciones, sarpullidos, erupciones cutáneas o llagas son básicamente entre los dedos, almohadillas, en la parte interna de las orejas y en el abdomen.
Cómo controlar los efectos alérgicos
Las alergias relativas al polen son más complicadas de controlar. Aun así, es posible mitigar sus efectos siguiendo una serie de pautas y rutinas muy sencillas que mejorarán el bienestar de nuestro compañero.
Realizar una correcta desparasitación tanto externa como interna. Al llegar a casa tras el paseo, es importante limpiar las patas de nuestro perro entre los dedos y las almohadillas, orejas y ojos por si quedó algo de polen pegado en estas zonas.
Baños dermatológicos rutinarios. Darle un buen baño caliente con champús y productos dermatológicos especiales ayuda a deshacerse definitivamente de los restos vegetales y de polen que hayan podido quedar atrapados entre su pelo tras haber realizado alguna actividad al aire libre.
Utilizar collares o productos antiparásitos. Poner o usar productos antiparásitos para proteger a nuestro perro de aquellas alergias que provengan de picaduras de garrapatas, pulgas u otros insectos es la mejor forma de prevenir.
Si ningún remedio de los que hemos numerado funciona es importante consultar urgentemente con tu veterinario de confianza para que proceda a hacerle los análisis y pruebas pertinentes que determinen a qué sustancias tiene alergia para así aplicar el tratamiento sintomático o de hiposensibilización más adecuado en tu mascota.