Nuestras mascotas se encuentran expuestas a una serie de riesgos y eventos de manera cotidiana. Por lo tanto, es importante identificar cuáles de ellos requieren atención veterinaria inmediata.
He aquí algunos de los riesgos más prevalentes en perros:
Traumatismos: Ya sea producto de peleas con otros perros, atropellos u otro tipo de accidente, lo primero a recordar es que debemos tener mucho cuidado al acercarnos porque un animal herido y con dolor se puede volver muy agresivo. En estos casos debes llamarnos de inmediato para acudir y evaluar la severidad de la lesión. En caso de heridas con mucho sangramiento (y de poder acercarnos de manera segura) es útil aplicar presión para disminuir la hemorragia hasta que consigamos ayuda.
Golpes de Calor: Las causas son variadas, y van desde dejar a nuestras mascotas dentro del automóvil en días calurosos, hacerlos realizar ejercicio físico a pleno sol, y en general, exponerlos durante mucho tiempo a ambientes con temperaturas elevadas.
Es importante que recordemos que los perros sólo regulan su temperatura aumentando la frecuencia respiratoria, (el clásico jadeo a boca abierta y lengua afuera), así que debemos ser cuidadosos de no sobre exigirlos.
En caso de sospecha de golpe de calor, trasladaremos a nuestra mascota a una zona sombreada y bien ventilada, y a continuación aplicaremos agua templada sobre su piel para luego darle aire con abanico, periódico o similar para evaporar la humedad del pelo y con esto disminuir la temperatura. También puedes meter al perro directamente bajo el agua fría, evitando que le entre agua al hocico para que no se ahogue.
Envenenamiento: Lo más común es la intoxicación por ingestión directa o indirecta de productos tales como medicamentos, plantas y elementos de aseo, y presta atención, por haber estado en contacto con animales muertos (por ejemplo, ratones). No olvidemos que nuestra mascota es curiosa y amiga de pasar la lengua por todas partes.
Siempre es importante intentar pesquisar de qué sustancia se trata y qué cantidad ha sido ingerida. ¿Hay alguna planta tóxica en la casa? ¿Se han llevado a cabo fumigaciones? ¿Hay productos de limpieza o similares al alcance de nuestra mascota?
Otro elemento importante es intentar averiguar cuánto tiempo ha transcurrido desde la ingestión. Si ha ocurrido hace pocos minutos, es importante enjuagar la boca de nuestro perro con agua para evitar que trague lo que le quede en el hocico. Podemos tratar de inducir el vómito sólo cuando ha pasado menos de media hora y el elemento ingerido no es irritante o cáustico, para lo cual puedes utilizar agua con sal.
Mucho ojo: la leche sólo es útil cuando nuestra mascota ha ingerido venenos en base a metales pesados. Darle leche como antídoto provocaría efectos negativos en caso de ser un veneno soluble en grasa porque facilitaría la absorción a nivel intestinal.
Lo ideal es contar con un Veterinario de Cabecera para que te guíe, para no perder segundos cruciales que pueden salvar la vida de tu compañero(a). Pregunta por nuestros Médicos de Cabecera para que tu mascota esté siempre protegida o bien visita SERVICIOS de nuestra web para urgencias.